«Almas de sótano - Cristales», de Matías Máximo Rodriguez

un poema de Almas de Sótano
 CONVERSACIÓN DE SÓTANO
                                                                                          
Yo no vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura,
pero encontré a hombres derretidos por la ventolina de la mañana
y mujeres de medias rajadas,
crudísimas por no encontrar las jeringas
que escondieron en el raid puertas adentro
de la noche anterior.

«La ansiedad es mi pueblo
siempre vuelvo y me revuelco en el charco en que nací:
donde un imperio de hormigas trabajaba entre los escombros
había una descocida bolsa de zanahorias,
con brazos y un corpiño, a la que llamábamos madre»

Al lado una vecina en silla de ruedas
nos tiraba con manzanas y otras frutas
para evitar la muerte por desolación.

«¡Y el hombre que caminaba por los techos!
¡Cuántos terrores de circo! »

Las noches llegaban sobre una luciérnaga tenebrosa
y el aullido del afilador retorcía el ventanal.

«¡Furia por esa sombra inquieta!»

Un chico al borde del ataque de nervios
una pupila grande que trepa el paredón cubierto de vidrios
y desangra y hace un charco siniestro y empieza otra vez.

«Escucho las agujas que lento lento y con fuego
se restan de la tejedora y caen al suelo superlimpio»

Y no pude ver las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura
era ciego, soy prófugo.

 un poema de Cristales

I

Pasos de terciopelo
cisne de sed,
raspa los sueños

Derrama
y la furia del amanecer olvida
al ser sin ser que dice:

                                   El amor cambia de forma,
                                   luego insulta


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