un poema de Almas de Sótano
CONVERSACIÓN DE SÓTANO
Yo no vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura,
pero encontré a hombres derretidos por la ventolina de la mañana
y mujeres de medias rajadas,
crudísimas por no encontrar las jeringas
que escondieron en el raid puertas adentro
de la noche anterior.
«La ansiedad es mi pueblo
siempre vuelvo y me revuelco en el charco en que nací:
donde un imperio de hormigas trabajaba entre los escombros
había una descocida bolsa de zanahorias,
con brazos y un corpiño, a la que llamábamos madre»
Al lado una vecina en silla de ruedas
nos tiraba con manzanas y otras frutas
para evitar la muerte por desolación.
«¡Y el hombre que caminaba por los techos!
¡Cuántos terrores de circo! »
Las noches llegaban sobre una luciérnaga tenebrosa
y el aullido del afilador retorcía el ventanal.
«¡Furia por esa sombra inquieta!»
Un chico al borde del ataque de nervios
una pupila grande que trepa el paredón cubierto de vidrios
y desangra y hace un charco siniestro y empieza otra vez.
«Escucho las agujas que lento lento y con fuego
se restan de la tejedora y caen al suelo superlimpio»
Y no pude ver las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura
era ciego, soy prófugo.
un poema de Cristales
I
Pasos de terciopelo
cisne de sed,
raspa los sueños
Derrama
y la furia del amanecer olvida
al ser sin ser que dice:
El amor cambia de forma,
luego insulta
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