Piezas crudas, de Soledad Gómez Novaro

Piezas crudas, de Soledad Gómez Novaro



Piezas crudas

de

Soledad Gómez Novaro


ilustraciones de

Perla Margulies








"Intensidad y delicadeza. Como quien traduce con una pluma finísima el grito de una bestia, así Soledad Gómez Novaro le da voz al animal. El animal, que en este texto funciona como una categoría zoológica en sí misma, como el habitante de un reino sin otro nombre que el que dan el hambre, la garra, la urgencia de libertad. Con sus cuatro patas, su pelaje sucio, los ojos brillantes, se desliza por las páginas de Piezas crudas y mata. Metáfora del instinto vital reprimido por la sofisticación intelectual, la criatura inventada por Gómez Novaro es su manera de sacar afuera lo indomable, propio y reconocible. «El colmillo asoma en la boca tierna del animal dormido (…). Y lo sostiene, lo adormece, lo deshace la tierra, se hace tierra el animal, tierra que soy yo, que soy el animal», dice la autora. Pero no es inocente y se erige también en la guardiana que vela por su encierro y la que lo deja ir: «Se soltó», digo al cruzar la calle o en el ascensor, y me mira una mujer, y finjo, por absurdo que parezca, no haber sido yo quien dijo esa frase que, como el animal, se soltó». Palabra animal, entonces, la poesía. Literatura capaz de destejer la trama defensiva del lenguaje correcto que ata y encadena. Garra que raja el cuero de la estructura y la convención. Pero literatura al fin, está obligada a pedir socorro a esa herramienta de domesticación del espíritu que es la palabra. Contradicción, dicción  de dos cosas al mismo tiempo, que es la base de este maravilloso texto que encontró en las tintas de Perla Margulies su compañía perfecta. Esas criaturas blanquinegras, insinuadas y bestiales, que Margulies plasma sobre  fondos  de una escritura cursiva indescifrable, parecen sintetizar el espíritu crudo de estas piezas breves y concentradas, con lo que tienen de bello y lo que tienen de terribles."

Paula Jiménez España

Perla Margulies
Buenos Aires, octubre de 2013

Destellos del alma animal


Perla Margulies
La escucha del canto, la irrupción de una voz autónoma y certera que se expresa desde lo ignoto sería, para Joseph Campbell, la primera señal del don chamánico. Por medio de ella, un animal traduce su presencia y toma forma humana para derramarse a través de la melodía. 
La belleza visual de este pequeño volumen nos incita a añadir al poder de los artistas en su función chamánica, el don del dibujo. Valiéndose de éste, a través del manejo de tintas, plumas y pinceles, Perla Margulies recrea el poder de la bestia con visiones sutiles y viscerales, yendo al encuentro de lo que James Hillman revela como nuestra «alma animal». Mediante imágenes que desnudan erizamientos y delicias; trazando líneas y texturas hipnóticas, sugiere tormentos e imbricaciones que completan las palabras, sin subordinárseles en lo absoluto. 
Como creadora, nos invita a acompañarla en la inquietante búsqueda del resabio inconsciente de lo crudo, supuestamente enterrado en el cemento de nuestra pesada urbanidad o hundido en la ciénaga de sus formalidades inútiles.

Cecilia Casamajor

Buenos Aires, noviembre de 2013

(fragmentos)

El animal anda suelto. Hace tiempo que ronda y no vuelve a su jaula. Lo sé por mis temblores al atardecer, porque siento, cuando me duermo, o entre un sorbo y otro de café, o en un silencio repentino en la oficina, el roce mudo de su pelaje negro en las paredes, porque siento con él por las noches el hambre de las bestias que buscan, que acechan. 
Por eso sé que está suelto el animal.

*     *     *

«Se soltó», digo al cruzar la calle o en el ascensor, y me mira una mujer, y finjo, por absurdo que parezca, no haber sido yo quien dijo esa frase que, como el animal, se soltó.

*    *     

Sed de sabores que desconoce. Pisadas mudas entibian el suelo. Busca presas que nunca vio. Brama.

*    *    *

Abrir un hombre a la mitad, sobre la hierba. Posarse vientre sobre vientre. Que el hombre sienta el pelaje espeso y lustroso, y más abajo, la piel caliente, el jadeo hambriento del animal. Abrirle el pecho con las patas tibias y crispadas, con el rocío helado en las garras. Abrirlo al medio. Oler la carne abierta a la intemperie, rosada ante la noche fría y el brillo de la luna. Abrirlo al fin. Y devorarlo.

*    *    *
Perla Margulies

Soledad Gómez Novaro.

Nació en Buenos Aires en 1970. Estudió la carrera de Letras y se desempeña como docente. Participó en talleres y espectáculos de narración oral. Actualmente se dedica a explorar posibilidades creativas en la escritura. 
Junto con otros autores, integró la antología de poesía y narrativa Tal vez debería yo hablar del fuego, sólo del fuego (ediciones la mariposa y la iguana 2012).

Perla Margulies

Nació en la Ciudad de Buenos Aires. Egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes «Prilidiano Pueyrredón», en la especialidad de Pintura. Concurrió en forma paralela al taller del pintor Aníbal Carreño. Completó su formación en cursos y seminarios de Grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación «Ernesto de la Cárcova». 
Colaboró en medios gráficos, entre los que se destacan: Plural, Revista Cultural (Méjico), Cuentas Pendientes (Revista de la Comisión de Derechos Humanos de la Cátedra de Osvaldo Bayer), Tras Cartón, Dulce X Negra y en publicaciones del Área de Educación de la Municipalidad de Buenos Aires. Asimismo formó parte del equipo de redacción y diagramación de la Revista Sudaca, una Alternativa de Cultura Nacional.
Realiza exposiciones, tanto a nivel nacional como internacional. En el ámbito local, recibió numerosas distinciones en salones dedicados al Grabado. Obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes en la especialidad «Expresiones Folklóricas». 


Perla Margulies

Perla Margulies

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