Post-cierre del ENM, un pequeño balance de la mariposa y la iguana.
Mujeres
Trans y Manifesta feminista contra la megaminería
En primer lugar festejar que finalmente se
haya abierto el taller de mujeres trans y que haya sido un éxito, por la
calidad de los debates y la cantidad de participantes; después de tanta
discriminación y negarles la participación (nunca comprendimos, si el encuentro
somos todas y es horizontal, quién se arrogaba la autoridad de decir vos sí,
vos no). Como dijeron el lunes en las conclusiones –contestando a ciertos
rumores malintencionados-: Este taller
vino para quedarse. Bienvenidas.
Aplaudir y acompañar la Manifesta Feminista
contra la megaminería; el escrache y la marcha del sábado 23 contra el saqueo
de nuestros territorios por parte de las transnacionales Barrick Gold, Chevron
y Monsanto. No olvidemos que por la megaminería San Juan se está quedando
literalmente sin agua. Habrá que seguir coordinando acciones. En los talleres
de Mujer y Medio ambiente fueron muchísimas las denuncias de persecución y
violencia contra la población civil por parte de las fuerzas policiales,
fuerzas que están armadas y son públicas, además de las patotas privadas, que
están protegiendo el avance de las transnacionales en connivencia con el
estado.
-link
para leer el manifiesto completo: http://www.conflictosmineros.net/contenidos/2-argentina/15747-manifiesto-feminista-contra-la-megamineria-y-el-modelo-patriarcal-colonial-extractivista
Las dos plazas y el camino de los libros
Desde que empezamos a participar de los
encuentros vimos que hay mucho y muy importante sucediendo por fuera de las
comisiones y talleres cuyos debates lamentablemente suelen verse jaqueados por
el proselitismo político y/o religioso de algunas compañeras que olvidan que se
va a debatir e intercambiar ideas y vivencias, proponer acciones y pensar
estrategias.
Por fuera están las plazas como puntos de
encuentro. La feria norteña y pintoresca, junto a la mayoría de los partidos de
izquierda, se acomodó se acomodó en la plaza principal, la 25 de mayo, frente a
la iglesia. Las dos veces que la caminamos, no sé por qué, volvimos con la
imagen del silencio.
Pero hubo otra plaza, un poco desplazada del
centro, la plaza Laprida, que bullía de activismo, mujeres autoconvocadas y
autogestión, con una radio abierta (para ir al link de la radio: http://www.rednosotrasenelmundo.org/).
Allí parchamos con los libros de la editorial. De todos los encuentros, lazos e
intercambios que hicimos, vamos a recordar la Mesa de feministas latinoamericanas que tuvo
lugar en la radio abierta; y una anécdota que nos dio mucha alegría: las chicas
de Mumala -mujeres de la matria
latinoamericana-, La Plata ,
habían estado pasándose un libro publicado por nosotras -¿Qué es el feminismo
de la diferencia?, de Victoria Sendón de León- que había adquirido una madre en
algun momento en alguna feria del país.
Por último, hubo una plaza más: las Mujeres
con Cristina y otras agrupaciones del oficialismo congregaron aparte, solas en
una tercer plaza, España, y así marcharon. Según nos dijeron, para evitar
choques con los partidos de izquierda. Es una lástima que el partidismo genere
esta fractura.
Una postal de la marcha
“¡Alerta! ¡Alerta! Alerta que caminan
mujeres feministas por América Latina…”
“¡Alerta! ¡Alerta! Alerta que caminan
mujeres feministas por las calles
sanjuaninas…”
La marcha fue una inmensa ola de mujeres y
banderas de todos los colores y consignas, tetazos y cantos varios que parecía
no tener fin. Fueron pocos los sanjuaninos locales que salieron a la calle o se
asomaron a ver la marcha (dicen que los medios locales y la iglesia estuvieron
agitando los ánimos contra el encuentro, difamando y tergiversando… pero no es
algo nuevo, ha pasado todas las veces anteriores; que muchos se han ido de la
ciudad por miedo, para no recibirnos; que todas las iglesias cerraron sus
puertas y no dieron misa en todo el fin de semana). Fueron pocos pero fueron. A
lo largo de toda la marcha hubo gente aplaudiendo. Nos quedamos con la imagen
de una anciana aplaudiendo atrás de la ventana, o un grupo de chicas
adolescentes, encerradas tras de las rejas de la casa porque obviamente nos las
dejaban salir, pero riendo y aplaudiendo con la imagen de la felicidad en la
cara. Y con el canto: “Mujer, escucha, únete a la lucha”.
Y con otra imagen que nos impactó muchísimo:
en un momento la marcha pasó frente a la Dirección de la mujer, y unas chicas se
encaramaron y tacharon la palabra dirección, escribiendo arriba “liberación”.
Un chiquito de 8,9 años en la vereda de enfrente que había salido con su
familia a mirar pasar la marcha, se agarraba la cabeza, miraba como tachaban la
palabra dirección y escribían arriba y se agarraba literalmente la cabeza, con
las dos manos. Cuando terminaron de escribir la palabra “liberación”, se le
dibujó una sonrisa y empezó a aplaudir. Con firmeza, empezó a aplaudir.
Agresiones y violencia de género
La camarera que nos atendió el domingo,
después de la marcha, a quien el encuentro no le interesaba particularmente -¿Por qué se vienen a quejar acá?, nos
increpó al principio y por suerte pudimos terminar hablando de una forma piola,
cuando le comentamos que había muchos talleres de reflexión, 58 en total, como
ser trabajo precarizado, redes de trata, violencia de género, abuso, etc. Nos
terminó contando el siguiente caso: hace unos años un tipo llegó al hospital
con una beba incrustada en el pene, tapada con una sábana. El policía que lo
recibió le pegó un tiro en la cabeza, y como no puede ser de otra forma, está
preso.
Al otro día, ya saliendo camino al cierre del
encuentro, nos quedamos charlando con la casera, la Vero , que nos había recibido
muy bien. De los comentarios de la radio, que nos estaban defenestrando de una
forma espantosa y sexista, y pasamos a la historia personal: había sido golpeada
durante 17 años por su exmarido con el que tuvo varios hijos. Uno se le había
muerto. Contó que una vez, con la cara totalmente desfigurada, los ojos que ni
se veían, decía, se fue y caminó durante horas con una hija en brazos hasta la
casa de su familia. Logró dejar a su ex marido y rearmar su vida. Decía que
tras muchos años de ser atendida por una psicóloga comprendió que no se merecía
los golpes. Pudo salir. Contó también que su padre había sido golpeador, que
pasó su infancia debajo de una mesa. Que ella pudo modificar la historia pero
que ahora veía a su hija repetirla.
Nos enteramos también que a la noche había
llegado una chica con un bebé en brazos, caminando. Se había unido
espontáneamente a la marcha. Su marido la golpeaba y no la dejaba ir. Así que
no podía volver porque la iba a desfigurar. Los colegios donde nos estaban
alojando están alejados del centro. La chica llegó caminando para pedir ayuda.
La casera la acompañó hasta que llegara el padre a buscarla.
Llegamos tarde al cierre pero esta charla
bien pudo haberlo sido.
Ya de regreso a Baires nos enteramos que ese
mismo lunes habían apedreado a varios ómnibus cuando salían de los colegios,
una hospitalizada, que a dos chicas las habían golpeado en la calle. Fueron
civiles no identificados, pero obviamente las agresiones fueron producto de la
violencia y el desprecio naturalizado contra las mujeres, chicaneado y
exacerbado por los medios locales y la iglesia con discursos que parecen
salidos de la inquisición… En una provincia que, no olvidemos, no aplica la ley
de educación sexual y enseña religión en los colegios.
Nos volveremos a encontrar el próximo año, en
Salta.
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