rescate: la presentación de Pollera Pantalón de Paula Jiménez España






En este link pueden leer uno de los cuentos de Paula Jiménez España: El ángelus

Y a continuación pueden leer el texto de Mayra Leciñana que leyó en la presentación.


Hay textos que irremediablemente son de lectura silenciosa, para adentro, repercuten en nuestra corteza cerebral; otros pueden leerse en voz baja, susurrante, porque van directo al corazón; y otros que en voz alta se lucen, brillan, estallan, ante un público que de a poco se entromete, se sonríe o se ríe desvergonzadamente y participa de la fiesta.
Algunos de los siete cuentos de este libro, doy fe, que son de esta naturaleza.
Por eso estoy aquí, por haberme reído.

Pollera Pantalón, cuentos de género.

Por dónde comenzar?

.- Primera Entrada
Directo al primer cuento. Mariquita Sánchez. El comienzo:

Esperaba a Vicente a las cinco, pero eran las cuatro de la tarde cuando tocaron la puerta.  Le pedí a mi criada que abriera y sin abandonar la amabilidad fuera lo más expeditiva posible con la inesperada visita.   

-¿Se encuentra la Señorita Mariquita? –preguntó una voz desconocida.

-La están bañando –contestó Erminda.

-¡Oh! -exclamó, segura de haber importunado–  Yo soy Lucía Thompson, la luthier. Vine a calibrar el piano ¿son las cuatro, verdad? Habíamos convenido este horario, usted dirá ¿espero o vuelvo después?

-Vuelva des...

-¡Qué se quede! –la interrumpí a los gritos desde la bacha.

Con todos los preparativos, me había olvidado por completo.  Durante años esperamos ese día con más ganas que aquel otro en el que derrocamos a Cisneros y lo único que faltaba era que, llegado el momento, el piano estuviera desafinado.  

Algo ahí ya hace gracia. Mariquita. Figura emblemática de nuestra escolaridad patriótica. Su mismo nombre es polisémico. (..Mariquita, ...mariquita) Pero vayamos a los hechos. A Mariquita la están bañando.

Busco en los libros de historia y encuentro:
“cuenta Santiago Calzadilla en Las beldades de mi tiempo que el aljibe más lujoso se encontraba en la calle del empedrado (Florida 87) y era el de Mariquita Sanchez de Thompson.
Durante el frío invierno porteño, los baños  eran muy escasos y se utilizaban tinas que las esclavas llenaban con agua que calentaban en los fogones. El mismo agua era usada por toda la familia, comenzando por el padre, madre, hermanos (por edad) y luego hasta los criados! El vocablo enaguas viene de allí, ya que las damas se bañaban en las tinas, con “enaguas”  livianas para no mostrarse desnudas frente a sus criadas, que las frotaban con  jabones y perfumes traídos de Europa”.

Fin de esta búsqueda al margen.

Estamos ante algo que descoloca, aunque sea históricamente documentado.
Veamos... “a los gritos desde la bacha”. Hay algo que hace y no hace ruido al mismo tiempo. ¿“bacha”?  ¿De qué bacha está hablando? Nadie se baña en una bacha. La bacha es la pileta de lavar en la cocina o el receptáculo que oficia de lavatorio. (y aunque curiosamente “bacha” no está en el diccionario de la RAE ni el de Clarín, se impuso, en los 90 –pero de nuestro siglo, XX). Una casi prócer en el baño da un poquito de pudor, a los gritos desde la bacha...yada vergüenza ajena. Quizá “bacha” tiene un tufillo que suena antiguo, colonial.Bacha/ váter, ... aunque éste es el excusado, por ahí son lemasque suenan castizos...en fin, la bacha donde “la bañan”. Quizá la ch es graciosa en general (bacha rima con bombacha, palabra graciosa si las hay... ). La forma“correcta”podría ser bañera, ó tina, artesa, hasta barrica pero ...bacha?.
Lo “correcto”no es gracioso, y acá hay un desparpajo juguetón que descoloca un poco la mandíbula. Al menos la nuestra.

¿Es literatura de humor?

.- Segunda entrada

El libro tiene título y subtítulo.

Pollera pantalón, cuentos de género.

Los leamos...Siete cuentos.
Los leemos. Sí. Como su juego semántico lo indica, pollera pantalón son cuentos “de tela”. De mucha tela para cortar: mantos de vírgenes, enaguas, miriñaques, hojas de parra para tapar desnudeces.
Hay quienes (hay personajes que) se amoldan a los trajes y otras y otros que no necesitan trajes (“porque en el paraíso no hay vestimentas” dicen Adán y Eva). O hay trajes que se mimetizan adaptándose a las personas (como la pareja de las Marys inglesas que, en su simbiosis, las ropas mismas son las que se intercambiany se acomodan a los cuerpos, más allá de la voluntad de ellas). También hay extrañas parejas que se travisten alternadamente (Levy- Lilith y Elloise-David).
Entonces Pollera pantalón, cuentos de género, trata de vestimenta, sí. De vestidos. Y de travestidos. Es decir, de géneros y géneros y por qué no, de degenerados.

¿Es literatura de género?  ¿o de sexo / género?

Qué dice el propio texto del asunto“pollera-pantalón” en el cuento que lleva ese título:

Desde entonces, las palabras “pollera (pollería, polla, pellizcón)” y “pantalón (pantano, tampón, espanto)” quedaron unidas en su memoria como si fueran una sola. [...]
Freud le preguntó “¿Qué es una mujer?”.  Y ella, en lugar de responder “no sé”, como venían haciéndolo todas, contestó:
“una mujer es una madre que es una secretaria que es una pollera que es un pantalón”. (fin de cita)

¿Hay un privilegio del significante...?
¿Es literatura del absurdo?

.-  Tercera entrada al libro:
Quizá por un final. Los laureles. (que supo conseguir). A ver:
El cuento “Mariquita Sánchez” ganó un premio en el año 2007, el 2do. premio Hegoak, de “relato corto lgttb” en el país vasco.

¿Es literatura de género, de sexo/ género y../o.. es literatura lgttb?

Se suele pensar que los recortes por un sesgo identitario, en este caso “literatura lgttb”  pueden ser problemáticos porque aíslan del ambicioso, aunque impreciso, cauce de la “literatura a secas”. Sin embargo a veces embanderarse en algún rasgo común – literatura latinoamericana, literatura joven, o literatura gay...– transformarlo en una “política de identidad”, da “visibilidad” y existencia a colectivos ninguneados.

Un hecho singular en las escritoras de la última década en Argentina ha sido la irrupción de heroínas ostensiblemente lesbianas o, de mínima, más o menos bisexuales, El niño pez, de Lucía Puenzo, Me encantaría que gustes de mí y Dame pelota, de Dalia Rosetti, No es amor, de Patricia Kolesnicov, La intemperie, de Gabriela Massuh,  La niña guerrera, de Laura Ramos, La virgen cabeza de Gabriela Cabezón Cámara.
Ahora podría agregar: Pollera pantalón se suma al círculo, aunque con sus singularidades.Los textos de Paula Jiménez -también los de Dalia Rosetti- presentan un mundo sobresaturado de mujeres, quizá un poco estrambótico, un universo donde el lesbianismo y ciertas prácticas que podríamos ver como queer, son radicalmente naturalizadas y van creando sus propias reglas de verosimilitud.

En las narraciones de Paula Jiménez no hay teoría de género explícita, ni reivindicación política del movimiento homosexual, ni escritura femenina en la línea canónica de la introspección, ni tampoco de la “sensibilidad corporal femenina”. Sin embargo, ellas los nombra: cuentos de género. Y a su vez, los manda a un concurso de literatura lgttb. Todos gestos de posicionamiento político.
Igual cabe preguntarse ¿y si la sigla LGTTBI son solo perlas unidas una tras otra - ad infinitum- por un hilo que podría cortarse por lo más delgado?. Algunas de nosotras pensamos que podríamos perder algunas caperucitas en el bosque.
Y es más ...a algunas nos da curiosidad saber si el primer premio fue para un cuento G ( temática gay masculina). Y si había 3r premio y si fue para algún cuento T. (trava/ trans).

Llamativamente en las antologías de literatura homosexual -como advierte el reconocido crítico Daniel Balderston- la “presencia de textos de temática lesbiana es mucho menor que la de textos masculinos gays”. La literatura argentina de temática lésbica está saliendo a la luz pero la crítica literaria mayoritaria todavía no ha recogido el guante, y si habla de homosexualidad, en general está hablando de estéticas gay (masculina)s. ¿Podríamos ver a las lesbianas como “el segundo sexo homosexual”?

A propósito, textos aparecidos en los últimos tiempos sorprendieron por su radicalidad ya desde los ostentosos títulos El mendigo chupapijas, de Pablo Pérez, Pija, birra y faso de Joshua, Todos putos de Esteban Garcia , Mar de pijas de Alejandro Quesada.  (La pija que los parió... qué arrogancia no? Se ve que la pija pica en punta, ¿es literatura “soy lo que soy”? o es: “¿pija ó muerte?”ó “pija, luego existo”... Las españolas dirían: “ojo,...tanto mirársela,...que no se les haga de la picha un lío”.
Esta disrupción es un poco provocadora, pero ya que hay un moderador le quiero dar pie a su intervención, o una mano).

En fin:
Sí, los relatos de Paula Jiménez juegan como literatura de humor, literatura de género, literatura del absurdo, y en ese cóctel residiría el germencreativo de las ficciones de Pollera Pantalón.

En los tres primeros cuentos, bajo el apartado Identidad, se revisitan en clave paródica tres hitos históricos, (uno patriótico, “Mariquita...” y la creación del Himno nacional, un hito cristiano: la Anunciación a la Virgen María, “Angelus”;  y otro -judeo-cristiano-, la creación de Adán y Eva y la expulsión del paraíso, en el cuento “Eva en el planeta).

La parodia es la llave de entradapara una interpretación nueva, subversiva de figuras archi –conocidasde mujer. Aquí la parodia afecta tanto al plano ideológico como al plano formal. La narradora, la propia Mariquita en su cuento, utiliza un vocabulario que alterna referencias exageradamente coloniales (“Que no hable, por dios y todos los virreyes”) o ridículamente patrióticas (“solíamos hablar de temas que, él suponía, podían interesarme: mazamorras, himnos, costura de escarapelas”), con expresiones del habla coloquial actual (Mariquita se describe a sí misma:“como una chica joven todavía...” o habla de su“living”).
Estos anacronismos así como la confusión en cuanto a Vicente López y Planes -autor de los versos del himno- que aparece como músico (función que en verdad cumplió Blas Parera);o la delirante historia del señor Thompson que apellidó amuchosindigentes del momento, muestran un desparpajo deliberado que le da dimensiones lúdicas. Tiene reminiscencias del César Aira de La liebre, por si alguien lo leyó. Pero la apuesta va también por otro lado.  La tarea deafinar boleadoras, que despliega Lucía Thompson esun contrasentido disparado, un audazoxímoron con connotaciones socio-sexuales.

En cuanto al relato “El Angelus”,  el abuso de hipérbaton así como de pronombres enclíticos parodia en estilo,el español del siglo de Oro “Dormía yo, envuelta en edredones. Tanto frío hacía. Pero el calor llegábame si por las noches recordábalas a ellas e incurría en silenciosas masturbaciones que a nadie molestábanle. [..]. Por eso, más que nada, valoraba la soledad de mi cuarto y enojóme la aparición de un ángel que, con buenos argumentos, queríame convencer de cosas que no eran”.

En esta serie histórica por su parte “Eva en el planeta” parece remitir a viñetas; a los dibujitos en un comic. Las acciones se suceden vertiginosamente. Es la casualidad que decide el curso de la acción y diseña las peripecias de los personajes. Hay algo de frescura juvenilista que apunta al gag inocente y porrero.
Pero estas estilizaciones sostienen la gran parodia que es ideológica. Jiménez se zambulle en esos mojones del pasado y les cambia el signo para revelar en Mariquita, en la no Virgen María, y en Eva un deseo lésbico intensamente natural, claro y corriente.

En el apartado siguiente –Vínculos- aparecen dos cuentos de ambiente “Oscar Wilde” o “Dolly Skeffington”, es decir, tardo -victoriano. Y aquí es donde encontramos una implosión lésbica.Porque si implosión es (RAE) “acción de romperse hacia adentro con estruendo”en un relato como “Pollera pantalón” parece estallado el sistema sexo, género y orientación sexual. Los seres son sexuales, tanto como lo era el Orlando de Virginia Woolf, es decir, hay sexo y hay sexualidad,pero lo importante son los vínculos.
Las subjetividades sexo-genéricas son inestables, algo así como que la mona vestida de seda ya no es mona.Es decir que el hábito, por fin, hace al monje. La extraña pareja de un señor que caza alfombras de osoque se traviste de mujer y que es capaz de cortarse su “hace pipí” para dar gusto a su amada que es una mujer que prefiere vestirse como varón, no tiene nominación.“No faltará quien diga de mí que me he convertido en una lesbiana, pero me importa un bledo y además, en cierto modo no estarán tan desacertados”.

En el siguiente texto (Un parto) también los ropajes se mimetizan adaptándose a las personas (esa pareja inglesa de las dos Marys, que en su simbiosis, las ropas mismas son las que se intercambian más allá de la voluntad de ellas y esas ropas se con /forman a los cuerpos).

El mundo narrado es un mundo otro, extraño, irracional que pone a prueba con liviandad algunos intocables.¿No es un gesto queer estar abierto a la diversidad, a no definir el género de una persona en función de sus genitales, a cuestionar las jerarquías, el modo en que nos presentan el mundo?Los relatos de Jiménez son ejercicios festivos que desenmascaran las convenciones de género.

Por último hay dos cuentos más, pero lo que pienso es secreto.

Gracias por invitarme y gracias por vuestro tiempo.

Mayra Leciñana


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